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Historia de la orquesta / Unidad 3: El siglo 20 / Contexto histórico y social

La primera mitad del siglo 20

Entre 1890 y 1949 se dio un periodo de grandes transformaciones en todo el mundo, impulsado por desarrollos tecnológicos como la aviación, la electricidad, la radio, la grabación fonográfica y la televisión, así como los movimientos intelectuales y sociales que llevaron a las revoluciones de México (1910-20) y de Rusia (1917). Estas transformaciones están ligadas a tendencias que venían del siglo 19 como el colapso de los ideales románticos, la industralización acelerada y el pronunciado nacionalismo que culminaron en las dos guerras mundiales que devastaron Europa entre 1914 y 1918 y de nuevo entre 1939 y 1945. 

Este periodo coincidió con la fortificación de los movimientos sociales en Colombia, que permitieron a los liberales retomar el poder en 1930, después de 45 años de dominio conservador. Este periodo de relativa prosperidad, en el que se comenzó una reforma agraria, se expandió el voto, y se solidificó la separación entre la iglesia y el Estado, terminó en 1948 con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, que dio comienzo al periodo de la Violencia, en el que guerrillas liberales y contraguerrillas conservadoras lucharon una batalla sangrienta en el campo, culminando con el golpe de estado que puso al dictador Gustavo Rojas Pinilla en el poder, en 1953.

Tales transformaciones políticas, intelectuales, y sociales tuvieron su contraparte—y en ciertos casos su motivación—en diversas tendencias en las artes y la música: por un lado, el modernismo buscaba reflejar y continuar la sensación de progreso que acompañaba la industralización y las revoluciones sociales, a menudo mediante gestos radicales de ruptura con un pasado que se había vuelto conservador y anticuado.

Al mismo tiempo, había otros artistas que miraban estas transformaciones con cierta sospecha aunque no por las mismas razones: para algunos, las transformaciones amenazaban el orden social que los privilegiaba; para otros, especialmente por fuera de Europa y Estados Unidos, se trataba de la imposición forzosa de ideales que amenazaban las tradiciones locales y a las poblaciones más vulnerables.

Durante este periodo también ocurrió una reorganización geopolítica en la que Estados Unidos reemplazó a Europa como potencia mundial tanto por su papel en Europa como por su su interés y su influencia en Latinoamérica—tanto en términos políticos como culturales—que a su vez produjeron diversas formas de resistencia en los países latinoamericanos como el latinoamericanismo, el nacionalismo, y el indigenismo. 

Después de las dos guerras mundiales se hizo claro que el optimismo que acompañaba la idea de progreso modernista tenía serias limitaciones: los avances tecnológicos y culturales llevaron a ocupaciones militares de las principales ciudades de Europa, produjeron campos de concentración en donde murieron millones de personas, especialmente judíos, negros y homosexuales, y culminaron con dos bombas atómicas que destruyeron las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Para los artistas de la época, resultaba casi imposible continuar creando objetos artísticos al ver el nivel de destrucción que podía alcanzar el hombre.

Durante los años 50 se consolidó un movimiento de vanguardia, aún más radical que los de la preguerra, que proponía una ruptura clara con los ideales que habían llevado a la catástrofe. En este periodo se transformaron por completo las nociones de forma, armonía y ritmo; el se convirtió en el parámetro de más interés para los compositores que exploraban las posibilidades de la orquesta a través de las  y de los nuevos instrumentos, especialmente los instrumentos electrónicos. Los resultados de estas nuevas tendencias los encontraremos en la Unidad 4.

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