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Historia de la orquesta / Unidad 2: El Romanticismo / La orquesta en el siglo XIX

Berlioz y la orquestación

El crecimiento de la orquesta y sus recursos técnicos en la primera mitad del siglo 19 permitió que los compositores románticos como Carl Maria von Weber y Héctor Berlioz se enfocaran en explorar las diferentes combinaciones de instrumentos para obtener “efectos especiales” por medio del . Weber estandarizó el formato de tres trombones y cuatro cornos en los metales y comenzó a subdividir las secciones de cuerda; Meyerbeer expandió esta técnica, empleando varias combinaciones tímbricas en las secciones de cuerdas, como  en los cellos y arcos en los contrabajos. 

Berlioz comenzó a escribir artículos para los periódicos musicales en los que se enfocaba en el manejo que los compositores le daban a la orquesta. En 1841 comenzó a publicar una serie de ensayos sobre cada instrumento, y más adelante los reunió en un manual muy detallado, el Gran Tratado de Instrumentación y Orquestación en donde expone las características técnicas de cada instrumento, las posibilidades tímbricas y los efectos que se pueden lograr. 

Así, Berlioz comenzó la disciplina de la orquestación que le permite a los compositores imaginarse la orquesta como un solo instrumento conformado por varios miembros, cada uno con sus características propias, sus ventajas y sus límites. Durante el clasicismo, compositores como  y  lograron darle individualidad a cada instrumento en la orquesta; sin embargo, para el siglo 19 la orquesta era tan grande que muchos temían que esa libertad los llevara al caos, como en una sociedad en donde nadie obedece las leyes.

Durante este periodo eran comunes las caricaturas de orquestas ruidosas y descontroladas, dirigidas por compositores como Berlioz y  quienes parecían no poder dominar el poder de sus orquestas, así como las críticas a los compositores que ponían los “efectos especiales” por encima de la expresividad y la profundidad artísticas. Por medio de la orquestación, Berlioz buscaba darle el control al compositor y al director como si fuera un general o un presidente y así regresar al orden.

Berlioz aprovechó los desarrollos técnicos de los instrumentos, especialmente los instrumentos de metal, reemplazó el serpentón por la tuba, empleó a dos timbalistas que podían tocar acordes y demostró las posibilidades de la orquestación en sus propias composiciones.

Un buen ejemplo de esto es la transformación de la  en el tenebroso quinto movimiento de la Sinfonía Fantástica en donde combina el clarinete alto en mi bemol y el pizzicato en las cuerdas sobre los metales con sordina para producir la imagen de la amada bailando en un aquelarre de brujas que cierra la obra.

Hacia finales del siglo 19, compositores como Piotr Ilyic Tchaikovsky y Nikolai Rimski-Korsakov habían aprendido las técnicas de Berlioz y continuaron desarrollándolas. Rimski-Korsakov escribió otro tratado de instrumentación que fue de gran importancia para los compositores del siglo 20 (y aun todavía), en el que desarrolló las técnicas del nacionalismo ruso.

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