En las cortes y palacios, los nobles contaban con músicos de oficio a cargo de componer e interpretar música en banquetes, reuniones y momentos de ocio a cambio de un salario estable, comida y casa—según el gusto musical del patrón. En estos espacios, el músico era un empleado o un artesano, encargado de proveer música para entretener a sus patrones, entrenar músicos jóvenes (quienes entraban como aprendices desde niños) y de dirigir los diversos conjuntos musicales.

El repertorio principal de la corte incluía óperas, recitales en donde se cantaban las arias más famosas del momento y música instrumental. Johann Sebastian Bach  y Georg Friedrich Händel  fueron músicos de corte. Las primeras orquestas, como los “veinticuatro violines del rey” y la orquesta de Mannheim, fueron orquestas patrocinadas por reyes y príncipes en las cortes europeas.

Aunque en la Nueva Granada no había cortes como las de Europa, la música también tenía un espacio en las residencias privadas en casi todos los grupos sociales. Los eventos más importantes de la colonia se celebraban con conciertos públicos y fiestas privadas en donde se escuchaba música de compositores locales, así como obras traídas de Europa en algunas ocasiones.

En Europa, los hogares contaban con instrumentos como clavicordios, arpas y laúdes, mientras que en la Nueva Granada era común encontrar vihuelas (antepasado de la guitarra), arpas e incluso clavecines en los hogares de casi todos los grupos sociales, desde los artesanos hasta las casas más acomodadas y los miembros del clero.

Hacia 1750 llegó a Santafé un pianoforte traído desde Europa por la Marquesa Doña Rafaela Isazi de Lozano. Estos instrumentos se usaban para acompañar música vocal religiosa y profana, música instrumental (de cámara, tanto individual como en conjunto) y música de baile, acompañados de panderos y sonajas.

Durante los siglos 17 y 18, las clases altas de ciudades como Santafé preferían las danzas de moda en España, como contradanza, el pasodoble y más adelante el vals. Entre las clases populares de Cartagena y Santafé era popular el fandango, un género que incorporaba algunos elementos africanos en su música y su baile y por lo tanto era considerado indecente entre las clases altas.