Los avances técnicos en la instrumentación, la orquestación, así como el desarrollo de diversas formas en la música instrumental permitieron que los compositores escribieran obras cada vez más extensas, con más movimientos y con orquestas más grandes, dando lugar a un repertorio de obras grandiosas, es decir, de grandes dimensiones y extensión que complementaban las miniaturas, también muy populares.

La Novena sinfonía de Ludwig van Beethoven , por ejemplo, empleaba la orquesta más grande jamás vista, y los compositores que se inspiraron en esta obra continuaron tal expansión, buscando superar a sus antecesores y contemporáneos.

La Misa de Réquiem de Giuseppe Verdi y la sinfonía Romeo y Julieta de Héctor Berlioz, por otro lado, incluyen varios coros, solistas, una orquesta expandida y duran cerca de hora y media, en comparación a los 20 minutos de una obra como la Sinfonía No. 94 “Sorpresa” de Joseph Haydn . El compositor alemán Richard Wagner compuso un ciclo de óperas llamado el Anillo del Nibelungo, que consiste en cuatro óperas de cerca de cuatro horas cada una.

La gran extensión de estas obras se complementa por medio de libretos programáticos y textos poéticos que sirven para darle coherencia y forma a las composiciones a la vez que la música le da profundidad y genera un gran impacto a las ideas y las historias.