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Historia de la orquesta / Unidad 4: Desde 1967 / Contexto histórico y social

El posmodernismo y la idea de progreso

Las transformaciones que se dieron en todo el mundo después de la Segunda Guerra Mundial afectaron también las formas en las que se compone, se produce, y se escucha la música. Con el ascenso de los Estados Unidos como poder mundial y las revoluciones culturales de la década de los sesenta, la música popular americana, incluyendo el jazz, el rock, el folk cobraron mayor importancia social que nunca antes y comenzaron a reemplazar la música clásica. A su vez, estos cambios produjeron reacciones en todo el mundo, como los movimientos folcloristas y nacionalistas en Latinoamérica así como una forma más radical de modernismo.

Sin embargo, con esta serie de cambios también se cuestionó—una vez más—la idea de progreso que había animado la música desde el siglo 19, desde el romanticismo hasta el modernismo de posguerra, pasando por todos los movimientos de la primera mitad del siglo 20. Durante este período, los músicos y los críticos asumían que el trabajo de los compositores consistía en desarrollar siempre nuevas formas, estilos y técnicas. La música seguía un desarrollo lineal y los compositores eran los encargados de llevarla siempre hacia nuevas direcciones. 

Hacia la década de los setenta, muchas personas comenzaron a cuestionar la validez de esta idea, y a sugerir que cada período tiene su propio atractivo, su propia forma de tratar los materiales musicales. Así, no hay ninguna razón por la que se deban rechazar las técnicas y formas que han probado ser resistentes al paso del tiempo. 

Si bien durante cada periodo existieron compositores que se negaron a adoptar las nuevas técnicas y abandonar lo que ya sabían, o como en el caso del neoclasicismo, a componer obras empleando le lenguaje musical del siglo 18, hacia los setenta los compositores comenzaron a combinar técnicas, recursos y formas de diversos períodos según sus gustos, buscando un lenguaje musical que fuera nuevo sin ser desafiante como lo había sido el modernismo hasta los sesenta.

Uno de elementos más importantes que se recuperó fue la tonalidad, que los compositores modernistas desde Arnold Schoenberg hasta Pierre Boulez y John Cage habían declarado muerta. Para los nuevos compositores, la tonalidad no estaba agotada ni estaba necesariamente ligada con una tradición particular y, por el contrario, aun tiene la capacidad de producir todo tipo de reacciones en las audiencias. 

En especial, la recuperación de la tonalidad era un gesto en contra del elitismo de los compositores modernistas, que cada vez más se apartaban del público en general con sus composiciones experimentales. Las nuevas generaciones de compositores no abandonaron el espíritu de experimentación de los modernistas sino que buscaron formas en las que los estilos antiguos y más populares se pudieran combinar con el estilo moderno y académico.

Esta aproximación a la historia del arte y la música, que no reconoce un progreso lineal, se conoce a veces con el nombre de posmodernismo. Para algunos artistas y críticos de los ochenta y los noventa, las grandes transformaciones sociales y políticas del siglo 20, así como las guerras y las revoluciones que las causaron, significan el final de la era moderna y el comienzo de una nueva era que, sin romper completamente con la modernidad, cambia muchos de sus presupuestos tradicionales.

Hoy en día, la mayoría de críticos no le dan tanta importancia a esta ruptura y prefieren hablar de modernidad tardía. Una de las características más importantes, sin embargo, es que el lugar de los compositores y artistas en la historia comienza a reconsiderarse: mientras que los modernistas buscaban la innovación y la superación de todos los movimientos que los precedieron, los postmodernistas sentían, al contrario, que lo importante no era innovar sino en re-establecer conexiones con el pasado. Por ejemplo, el compositor colombiano combina la música y las técnicas de la música tonal del barroco con la , el y la música aleatoria.

Así, como vimos anteriormente, podemos hablar de una ruptura en muchas de las ideas tradicionales acerca de la historia de la música. En primer lugar, la música no sigue un desarrollo lineal en el que los nuevos estilos y técnicas superan a los anteriores. La separación entre música clásica o académica y la música popular, pop, tradicional o comercial por el otro comienza a ponerse en cuestión lo que hace posible combinar estilos de diferentes épocas, orígenes y significados.

Para los compositores posmodernos cada estilo ofrece posibilidades nuevas que se pueden integrar a las composiciones, a menudo con cierto humor y distancia irónica. Algunos compositores asociados con el posmodernismo, como George Rochberg y George Crumb emplearon la técnica del , en la que insertaban fragmentos copiados literalmente de obras de otros compositores como una referencia irónica a la historia de la música. Aunque muchos compositores usaban la cita de otras obras como homenaje, para los compositores posmodernistas el collage es una forma de negar los valores asociados con el genio creador del compositor desarrollado durante el Romanticismo.

Los estilos de finales del siglo 20 comparten estas características, aunque musicalmente no podrían ser más diferentes. Ciertos compositores utilizaron las técnicas experimentales de los modernistas pero se inclinaron más por la claridad y la expresión, buscando música que sea a la vez elaborada y expresiva.

El minimalismo, por un lado, continúa la búsqueda modernista por sonoridades y técnicas nuevas, pero con un sonido más amigable y abierto, basado en la repetición de motivos tonales. Las influencias del minimalismo son muy diversas y vienen especialmente de tradiciones musicales no occidentales, como África en el caso de Steve Reich, India para Terry Riley, y finalmente rock, jazz, y danza contemporánea. Otros compositores más recientes, como Arvo Pärt y Michael Torke se inspiran también en las tradiciones de la música religiosa y clásica.

Hacia finales del siglo 20, otra serie de compositores se alejaron casi por completo de las sonoridades frías y cerebrales del modernismo de posguerra y abandonaron las técnicas del serialismo y la atonalidad, para conectarse de nuevo con las audiencias y regresar de lleno a un lenguaje completamente tonal y enfocado en la expresión y en la exploración de los timbres tradicionales de la orquesta. Por estas razones, a veces se emplea el término Neo-Romanticismo para describir esta música.

La ruptura con la idea del progreso lineal de la música también dio lugar a que se recuperaran las obras y prácticas musicales del pasado a través de la investigación de historiadores, musicólogos e intérpretes interesados en la interpretación históricamente informada. Esta aproximación, el movimiento por la música antigua, fue una verdadera revolución en los años 60 y hoy existen orquestas dedicadas exclusivamente a ejecutar repertorios de música compuesta antes de 1750.

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