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Historia de la orquesta / Unidad 2: El Romanticismo / Espacios para la música

Sociedades musicales

Los conciertos públicos que comenzaron a ofrecerse en el siglo 18 se expandieron rápidamente por todo el mundo y, junto con la ópera, éstos pasaron a dominar la oferta musical de las grandes ciudades. En Europa, todos los pueblos contaban con una organización sinfónica, compuesta por comerciantes, servidores públicos, abogados y otros miembros de la clase media. Se construyeron grandes salas de conciertos para las orquestas sinfónicas que pronto se convirtieron en lugares de referencia en las ciudades, como Carnegie Hall en Nueva York.

La gran oferta musical contribuyó a formar un público conocedor, acostumbrado a escuchar atentamente y seguir las innovaciones de los compositores, aunque gran parte del público también se volvió más conservador. Mientras que durante los siglos 17 y 18 los músicos vivían del patrocinio de los príncipes y otros mecenas y por lo tanto tenían más libertad para experimentar con sus composiciones, durante el siglo 19 debían competir comercialmente por la atención del público. Este nuevo mercado abrió paso a las publicaciones periódicas en donde los compositores y críticos podían explicar las composiciones más vanguardistas al público aficionado.

 La primera organización dedicada a la música en la Nueva Granada fue la Sociedad Filarmónica de Bogotá, creada en 1846 por el inglés Henry Price con el propósito de “fomentar y generalizar el gusto por la música”. La Sociedad estaba conformada por trescientos socios que incluían artistas notables, figuras políticas, miembros de la alta sociedad y extranjeros que residían en el país, y se dividía en:

  • Miembros activos: los músicos, que no eran remunerados.
  • Miembros honorarios: altos funcionarios civiles y militares, diplomáticos y eclesiásticos. 
  • Miembros contribuyentes de la alta sociedad que pagaban una mensualidad y boletas en los conciertos.

 Su creación ayudó a elevar el nivel musical de la ciudad, atrayendo músicos y compañías de ópera del exterior y promoviendo la publicación de obras locales. La orquesta llegó a contar con cuarenta músicos quienes sólo recibían como pago un refrigerio después de los conciertos. 

Todos los músicos eran hombres con excepción de la arpista Elena Cordovez y las pianistas Teresa Triviño, Trinidad Plata, Virgina París, Josefa Tanco y Rafaela Zapata de Guarín. 

Su conformación es representativa de las orquestas de comienzos del siglo 19:

CuerdasMaderasCobresPercusión
7 primeros violines
9 segundos violines
2 violas
3 violoncellos 
3 contrabajos
2 arpas
Piano 
4 flautas
2 oboes
5 clarinetes
3 fagotes
5 cornos
1 trompeta
3 cornetas “de pistón”
1 oficleide
Timbales
Bombo

La orquesta estaba bajo la dirección de Henry Price, Joaquín Guarín, Manuel Antonio Cordovez y Nicolás Quevedo Rachadell. La orquesta se presentaba una vez al mes entre 1846 y 1857 con solistas invitados como Ignacio Figueroa, Santos Quijano, Francisco Londoño, Josefa Trimiño, Teresa Tanco, Elisa Castello, Luisa Urdaneta, Virginia París y Elena Cordovez. 

El programa de los conciertos consistía en el repertorio típico de estas sociedades en Europa: oberturas, arias y dúos de óperas románticas de autores como , Donizetti, Bellini, entre otros, así como miniaturas, variaciones y valses para piano, aunque no sonatas ni obras de mayor envergadura.

En 1848 la Sociedad ofreció un concierto de Semana Santa que incluía el Stabat Mater de Gioacchino Rossini y la Quinta sinfonía en do menor de (probablemente en versión para piano). También se interpretaban con frecuencia las obra de compositores nacionales como Eugenio Salas y Joaquín Guarín entre otros.

En 1848 el compositor romántico Joaquín Guarín, quien también era director y pianista de la Filarmónica, fundó la Sociedad Lírica con el fin de promover el estudio e interpretación de la música sacra. Esta agrupación, que duró hasta la muerte de Guarín en 1854 presentó misas de y Beethoven.

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