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Historia de la orquesta / Unidad 2: El Romanticismo / Espacios para la música

Publicaciones periódicas

Con el desarrollo de las orquestas profesionales del siglo 18 y las sociedades musicales y academias del siglo 19, apareció otra figura profesional en el mundo de la música: el crítico musical, quien se dedicaba a evaluar la música (y a los músicos) con el fin de expandir el gusto por la música entre los aficionados. El medio más apropiado para esta tarea era la prensa, que había adquirido un lugar importante en la educación artística del público en Europa. El primer periódico dedicado exclusivamente a la música, llamado el Allgemeine musikalische Zeitung (“periódico musical para el público general”) apareció en 1798 en la ciudad de Leipzig, en Alemania y publicaba artículos sobre música escritos por críticos y compositores como Héctor Berlioz y Robert Schumann.

El público, por su parte, se acostumbró a exigir en los conciertos las composiciones que ya conocía y valoraba como “obras maestras”. Por lo tanto, y como ocurre aún, los compositores innovadores debían buscar otros medios para que el público se aventurara a escuchar obras nuevas mientras subsistían por medio de conciertos públicos en los que combinaban sus composiciones con selecciones de las óperas de moda. Schumann, por ejemplo, lanzó su propio periódico musical, el Neue Zeitschrift für Musik (“Nuevo diario musical”) para defender la posición más vanguardista del romanticismo y criticar las posiciones que consideraba demasiado conservadoras. Durante el siglo 19 eran comunes los debates literarios entre críticos que discutían los méritos de las nuevas composiciones, las nuevas tendencias en orquestación (que a veces ridiculizaban) y temas más filosóficos, como el debate entre los defensores y los detractores de la música programática.

En Colombia, la primera publicación musical fue la Lira Granadina, fundada por Eugenio Salas en 1839, aunque es probable que sus números no hayan tenido mucha circulación. En 1846, críticos como José María Caicedo y Rojas comenzaron a escribir artículos para los periódicos de Bogotá que describían la música doméstica de todos los sectores sociales, dirigidos a las élites que tenían poco contacto con sus compatriotas. Algunos semanarios publicaban composiciones musicales, como era el caso del semanario El Neo-Granadino, que publicó una separata cultural entre 1848 y 1849, y El Mosaico, una “miscelánea de literatura, ciencias y música”, que entre 1858 y 1860 publicó partituras de compositores colombianos como Santos Quijano, Mercedes Párraga de Quijano, y Manuel María Párraga. Igualmente, el Papel Periódico Ilustrado publicó algunas obras de José María Ponce de León y Teresa Tanco. 

Hacia 1874, Rafael Pombo comenzó a escribir reseñas críticas de óperas, incluyendo una guía de audición de La Traviata, de Giuseppe Verdi, presentada en Bogotá en ese año. En 1878 Pombo fundó un periódico dedicado al teatro y a la ópera llamado El Cartucho, en donde continuó publicando guías y reseñas de las óperas de moda, seguido por otras publicaciones como El Proscenio y El Consueta en donde se publicaban trozos de óperas en notación para piano, folletos coleccionables con los libretos de las óperas de la temporada, y reseñas de críticos como Narciso Garay.

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