Durante el periodo clásico, compositores como Wolfgang Amadeus Mozart  y Ludwig van Beethoven  comenzaron a entender la organización del material musical en términos de unidad y variedad. En cualquier melodía o composición que escuchamos, hay elementos que permanecen iguales, otros que son contrastantes y otros que introducen pequeños cambios. Las composiciones musicales, especialmente del periodo clásico y romántico, se construyen a partir de una idea principal, un tema o un motivo, que se transforma al variar su timbre, ritmo o tonalidad.

Así, la repetición de motivos, temas, o melodías produce una sensación de unidad y nos ayuda a recordar la melodía. El contraste entre dinámicas, timbres, tonalidades o ritmos introduce variedad, cambio, conflicto y cambios de ánimo. Con la variación, algunas partes de la idea musical se mantienen mientras otras cambian. Por ejemplo, se mantienen las notas de la melodía pero se cambia el patrón rítmico o viceversa, produciendo así unidad y variedad al mismo tiempo.

En el romanticismo se desarrollan técnicas más complejas como la transformación temática. Estas técnicas, aplicadas a pequeña, mediana, y gran escala sirven para que podamos entender los diferentes sonidos que escuchamos como una sola entidad que se transforma a lo largo del tiempo. 

Al escuchar música clásica participamos en un juego que consiste en reconocer los temas y los motivos y seguir todas sus transformaciones a lo largo de la composición, como si fueran los personajes de una novela o una película. En cada periodo se desarrollaron formas más o menos estandarizadas de organizar el material musical, de manera que siempre podemos saber más o menos como se va a comportar un tema en una sinfonía o en una fuga, por ejemplo.

Claro está, lo más interesante y divertido es escuchar cómo los compositores juegan con estas formas y con nuestras expectativas. En esto consiste, en pocas palabras, el tipo de escucha que nos invitan a adoptar los compositores de música clásica.  

Durante el siglo XX aparecieron nuevas formas de explorar la relación entre unidad y variedad o incluso, en la música de compositores modernos como Igor Stravinski  o Arnold Schoenberg , desarrollar la máxima variedad tonal, rítmica y tímbrica posible. Así, la música contemporánea a veces puede sonar desordenada o confusa, pero bajo esta complejidad suele esconderse una unidad que los compositores nos invitan a descubrir.