Desde comienzos del siglo 20, compositores como Carlos Chávez buscaban que la música sinfónica dejara de ser una música exclusiva de Europa y de las clases altas latinoamericanas que seguían el modelo europeo. Una estrategia, que dio lugar a los movimientos Latinoamericanistas, consistía en incorporar elementos e instrumentos de la música popular de cada país al repertorio sinfónico. Otra estrategia, también adoptada por Carlos Chávez con la Orquesta Sinfónica de México, consistía en hacer giras por el país y transmitir conciertos por radio para que todos pudieran escuchar música clásica.

Siguiendo este modelo, y a medida que los requerimientos técnicos lo permitían, las orquestas comenzaron a presentarse en fábricas y parques. En Colombia, la Orquesta Filarmónica de Bogotá continuó este proyecto de sacar la orquesta de los espacios tradicionales y de comisionar y ejecutar repertorios variados, combinando obras clásicas con arreglos de música colombiana, rock, salsa y otras fusiones, música para cine entre otros.

Desde su fundación, la OFB ha tenido en su mandato el “democratizar la alta cultura musical llevándola a universidades, centros educacionales, fábricas, cuarteles, teatros populares, instituciones gremiales y corporativas.” (Acuerdo 71 del Concejo Distrital de Bogotá, 1967). Igualmente, la orquesta se presenta con frecuencia en la Catedral de Bogotá y en templos de varias denominaciones religiosas, adaptando los programas a cada ocasión. Con la creación de las orquestas juveniles y de cámara, la orquesta se adaptó para presentarse incluso nuevos auditorios y salones que no estaban concebidos como salas de música o en espacios abiertos como Monserrate, la Media Torta, el Jardín Botánico José Celestino Mutis y el Parque Metropolitano Simón Bolívar. Para la temporada de Navidad, la OFB se presenta durante las noches en los parques y plazas de las distintas localidades de Bogotá para acompañar a los ciudadanos en esta tradición.