La palabra forma es un término muy general que se aplica en muchos campos. En arte, la forma se refiere a la organización, distribución, y relación entre los elementos de cada objeto. En pintura, por ejemplo, los elementos de la forma son líneas, colores, figuras, y espacio.

En música, los elementos que definen la forma son los que hemos estudiado en esta sección: ritmo, dinámica, timbre, melodía, armonía, y textura. Estos elementos se organizan y se combinan para lograr unidad y variedad a través del contraste, la repetición, la variación, etc.

La forma musical es precisamente la forma en la que estas técnicas se utilizan para construir composiciones que puedan mantener nuestro interés durante 3 minutos o media hora o tres horas.

La forma sirve para producir los efectos emotivos de la música, por ejemplo cuando en el coro de una canción se repite la letra que nos gusta, o cuando al final de una sinfonía un tema que habíamos escuchado antes retorna con una orquestación y una armonía diferentes y nos hace recordarla en su forma anterior. La forma juega con nuestras expectativas, con nuestra familiaridad con la música, y con nuestra atención para guiarnos a través de los sonidos.

Pero además de este sentido general de forma, en música también nos referimos a las formas o patrones estándar que se han utilizado a lo largo de la historia, por ejemplo las danzas barrocas, la forma binaria, la forma sonata y otras que estudiaremos a lo largo del curso.

Para hablar de estas formas estándar usamos un sistema de diagramas que emplean letras (mayúsculas para las partes principales y minúsculas para las divisiones internas) para referirse a las diferentes partes de una composición, como por ejemplo la forma binaria redondeada A B A’, que consta de tres secciones principales y que, a su vez, se pueden dividir en secciones a b; c d; a a b b; en el último caso podemos emplear los signos |:a:||:b:| para indicar la repetición de cada sección.

[Ejemplo]

Como vimos, la unidad y la variedad en la música se producen a partir de la repetición, el contraste y la variación. Pues bien, en la forma A B A, una de las formas más básicas, la parte A (una melodía o un tema ) se repite mientras que la parte B produce el contraste. Primero escuchamos la melodía A, luego viene una melodía B diferente y por lo tanto contrastante; finalmente escuchamos la primera melodía A de nuevo.

En algunas ocasiones, la melodía aparece con un poco de variación, que se indica con una comilla: A’. Este sistema no nos dice nada específico sobre una composición en particular, pues lo que genera el contraste entre A y B puede ser la tonalidad , el ritmo , una sección añadida al final o cualquier otro elemento. 

La manera en la que A’ regresa con alguna variación también puede producir efectos diferentes; el trabajo de las compositoras es inventar formas nuevas e interesantes de organizar los elementos de la música en formas que podamos reconocer y escuchar, aunque a veces esto sea difícil.