Introducción
Wolfgang A. Mozart, Sinfonía 40, I
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La primera sección (A) es la exposición que, como su nombre lo indica, sirve para exponer el material básico de todo el movimiento, que consiste en cuatro partes diferentes:
- el tema principal, piano, en los violines, en la tonalidad principal (sol menor), que se repite con cadencias forte y comienza a modular hacia una tonalidad nueva;
- luego sigue la transición, que sirve para modular desde sol menor hacia una nueva tonalidad; es una sección inestable y de mucha actividad; termina con una pausa en la dominante de la nueva tonalidad, si bemol mayor.
- El grupo secundario, en la nueva tonalidad de si bemol mayor, contrasta con el tema principal en tonalidad, ritmo y carácter. Tenemos un nuevo tema en las maderas y los violines; este tema se repite con las maderas y los violines cambiando de roles, seguido de otros otros motivos, incluyendo algunos que recuerdan el tema principal.
- el tema de cierre, que anuncia el final de la sección. El último acorde es la dominante de la tonalidad original, pues la exposición suele repetirse una vez, ya que función de esta sección es que podamos memorizar bien el material de la sinfonía.
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Así, la exposición nos presenta una gran cantidad de material musical. En la parte que sigue, el desarrollo (B), el compositor toma todo ese material y explora las tensiones y contrastes que se produce entre los diferentes temas, tonalidades y ritmos. El método para “desarrollar” los temas es dividirlos en pequeñas secciones y expandirlos, combinarlos con otros, cambiar su tonalidad, registro, timbre, ritmo, o carácter.
El desarrollo es la parte más dinámica, inestable y por eso más interesante del movimiento; es donde los compositores pueden explorar las ideas musicales en todas sus formas y aumentar la tensión que existe entre los temas de la exposición. La tensión llega a un punto máximo que se resuelve al volver a la tonalidad principal por medio de un pasaje llamado retransición, el cual nos lleva a la parte final.
En el caso de la sinfonía 40 de Mozart, podemos dividir el desarrollo en tres secciones:
- El tema principal, piano, en los violines, comienza a transformarse, como si modulara hacia nuevas tonalidades pero sin detenerse en ninguna;
- Con un forte sorpresivo, el tema sigue sus transformaciones en los violines mientras los chelos y contrabajos añaden un contrapunto basado en un motivo con secuencias. Este es el punto de mayor tensión, el clímax.
- De nuevo un piano, y el tema principal comienza a fragmentarse mientras sigue buscando una nueva dirección. Después de pasar por muchas tonalidades hemos regresado a la dominante de la tonalidad inicial y esto se anuncia con un forte—¡llegamos! esta es la retransición.
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