Introducción
Historia de la orquesta / Unidad 3: El siglo 20 / Géneros y formas
La «música tropical»
Mientras los compositores y músicos de la capital debatían sobre las características que debía tener la música nacional, y si debía ser de corte académico o popular, en la costa norte se estaban desarrollando nuevos estilos musicales que combinaban la música tradicional de los pueblos afros e indígenas, música para banda, y los nuevos estilos provenientes de Estados Unidos, como el fox-trot y el jazz, además del son cubano y el tango argentino. Durante la primera mitad del siglo 20, Cartagena y Barranquilla eran los puertos más importantes y conectaban al interior del país con el Caribe y el mundo, y por esta razón tenían una diversidad cultural mucho mayor que las ciudades de la región andina.
La música latinoamericana, en especial la música cubana y argentina, tuvo su auge durante la década de los 30 debido a la resistencia nacionalista ante la influencia cultural de los Estados Unidos. En 1923 la Panama Jazz Band se presentó en Barranquilla, probablemente la primera banda de este estilo en llegar a la ciudad y al país.
Las industrias discográficas y radiofónicas se establecieron rápidamente en las principales ciudades de la costa y comenzaron a distribuir la música del Caribe, así como formar nuevas orquestas y agrupaciones de jazz que tocaban una gran variedad de estilos. Las orquestas de de baile de ciudades como Cartagena y Barranquilla seguían el modelo de las bandas de jazz de Nueva Orleans, Chicago y Cuba, e incluían clarinete, trompeta, trombón, cuatro saxofones, violin, bajo, batería, turbadoras y maracas. El repertorio de estas orquestas incluía los géneros de baile tradicionales, como el vals, polka, danza, son, tango, pasodobles, pasillos, así como fox-trot, one-step, Charleston y otros bailes norteamericanos de moda.
Las orquestas se presentaban en espacios reservados para las élites (que solían ser más blancas que las otras clases) como hoteles, clubes y teatros. Las clases medias, al parecer, tenían un gusto similar al interior del país y preferían la música clásica, el bambuco y el pasillo. Las clases bajas se inclinaban por los conjuntos de gaitas y cañas de millo que interpretaban cumbias y porros, así como conjuntos de son y música cubana.
Durante la década de los treinta, figuras como Lucho Bermúdez y Pacho Galán comenzaron a escribir arreglos de cumbias, porros y mapalés para el formato de banda de jazz con los que tuvieron gran éxito en la costa y, ya para los años 40, en el interior.
A pesar de que la “música tropical”, como comenzó a conocerse, estaba asociada con la modernidad cultural que venía de Estados Unidos y que llegó primero a las clases altas de Barranquilla y Cartagena, fue recibida como música vulgar e inmoral, debido a su asociación con las clases bajas y las culturas afrodescendientes. Esto limitó su aceptación por las clases altas y medias, especialmente en el interior, que preferían identificarse con la cultura blanca de Europa.
A estas actitudes racistas respondieron los intelectuales como Manuel Zapata Olivella y Gabriel García Márquez, quienes publicaban ensayos sobre los movimientos culturales que intentaban recuperar y revalorizar las tradiciones afrodescendientes del Caribe como el negrismo y el afrocubanismo en las separatas culturales de los periódicos para contextualizar la música del caribe en el país.
Los primeros géneros de música costeña que se escucharon en el interior del país se presentaron como “rumba criolla” y “bambuco fiestero”, que eran arreglos de música cubana y andina para banda de jazz adaptados al gusto más conservador del interior. Pero el verdadero impacto lo tuvieron los porros de Lucho Bermúdez y su Orquesta del Caribe, alrededor de 1944, y la Orquesta de Pacho Galán. Los músicos de la orquesta de Lucho Bermúdez se devolvieron para Cartagena y Bermúdez comenzó a trabajar en radio. Para finales de la década de los 40, gracias a músicos como Bermúdez, Alex Tobar, José Barros la música tropical había reemplazado al bambuco tradicional como de baile.
Durante las décadas de los cincuenta y los sesenta la música costeña vivió una “era dorada”, que coincidió con el periodo de La Violencia, marcado por enfrentamientos entre conservadores y liberales, la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla y el comienzo del Frente Nacional en donde surgieron los grupos guerrilleros. En esta época, marcada por crisis económicas y la devaluación del peso, también aparecieron las primeras industrias discográficas nacionales, como Discos Fuentes y otros sellos basados en Medellín en donde se desarrolló un nuevo estilo de música tropical más simple y más comercial, popularmente conocido como chucu-chucu.
El compositor y violinista Alex Tovar, quien estudió en el Conservatorio Nacional y tocó con la Jazz Band A. Bolivar, con la orquesta de Lucho Bermúdez en Bogotá y con la Orquesta Sinfónica de Colombia, comenzó a hacer arreglos y composiciones de música tropical para el formato orquestal, como su Kalamary: Paráfrasis orquestal sobre temas de Lucho Bermúdez.