Después de la primera guerra mundial muchos compositores comenzaron a cuestionar no sólo la tradición romántica sino también el afán de progreso del modernismo, que ya empezaba a mostrar su lado destructor. El periodo de entreguerras (1918-1939) fue un periodo de grandes transformaciones en Europa y en América, y estas transformaciones afectaron la orientación de los movimientos modernistas hasta entonces.

La década de los años 20 fue un periodo de optimismo general, debido a un gran crecimiento económico en todo el mundo, incluyendo a Colombia, que se benefició de la venta del canal de Panamá y los altos precios del café. En Estados Unidos, este periodo coincidió con el ascenso vertiginoso de Wall Street—representado en la novela El Gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald—y terminó con la caída de la bolsa en 1929. Durante este periodo ocurrió también el auge del jazz, primero en New Orleans en la década de los 20 y luego en Chicago, en los 30. La década de los 30, por otro lado, se vivió en medio de crisis económicas y el aumento de los regímenes totalitarios en Alemania, Italia, Rusia y Japón, que desembocarían en 1939 en la Segunda Guerra Mundial.

Una de las respuestas en la música frente a ese cambio fue una nueva actitud diferente hacia el modernismo y las ideas de progreso que habían motivado la ruptura con el romanticismo y la exploración de nuevas posibilidades armónicas, rítmicas, y tímbricas. En lugar de mirar hacia el futuro, algunos compositores, especialmente en Francia, comenzaron a recuperar los géneros, estilos y formas de periodos anteriores como el clasicismo, el barroco y el renacimiento . 

Igor Stravinski , luego de escribir obras primitivistas como La consagración de la primavera, comenzó a escribir obras en un estilo “objetivista”, alejado de la emocionalidad exagerada del romanticismo, utilizando elementos de la música de Johann Sebastian Bach , Georg Friedrich Händel  y Wolfgang Amadeus Mozart  junto con técnicas modernas como la bitonalidad y la polirritmia , con una orquesta mucho más reducida que las de sus obras anteriores y con un tratamiento más sencillo y directo del timbre.

A diferencia del impresionismo, del expresionismo, y de otros movimientos modernistas, el Neoclasicismo no fue un movimiento unificado sino una aproximación que compartían varios compositores con aproximaciones distintas, como Stravinski, Arthur Honegger, Darius Milhaud, y Francis Poulenc. Estos compositores no se volcaron hacia la atonalidad y el serialismo, sino que exploraron otras posibilidades dentro del sistema tonal, incluyendo la politonalidad y la yuxtaposición de estilos, a menudo como parodia, como en la música de Poulenc.