Introducción
Historia de la orquesta / Unidad 3: El siglo 20 / Espacios para la música
Industria discográfica y radiodifusión
Dentro de los desarrollos tecnológicos de comienzos de siglo 20, la invención de la radio y de la grabación sonora son los dos eventos más importantes en la historia de la música. Las primeras grabaciones en cilindros y discos se realizaron a finales del siglo 19 y para 1910 ya existía una industria comercial dedicada a grabar discos de toda clase de música y distribuirla alrededor del mundo. Hacia 1920 se desarrolló la tecnología para transmitir sonido a través de ondas de radio y pronto se establecieron redes estatales y comerciales y en 1929 se crearon la primeras emisoras en Colombia, la HKC, HKF, y la HJN, una emisora estatal que pasó a ser manejada por la industria discográfica Victor.
Antes de la invención de estas tecnologías, la música como fenómeno sonoro era principalmente un evento atado a un lugar y un tiempo determinados. Aunque las personas con educación musical podían leer una partitura y escucharla “mentalmente” o reproducirla en instrumentos como el piano, la experiencia de escuchar el repertorio sinfónico era escasa para la gran mayoría de la gente. Igualmente, en la gran mayoría de ocasiones, las personas escuchaban música local interpretada por músicos locales, y no existían muchas oportunidades de escuchar música especialmente nueva.
Dar un concierto de música sinfónica era (y continua siendo) una tarea de gran dificultad para la que se requiere un equipo de profesionales, un espacio con condiciones adecuadas, y un público con capacidad económica y con disposición para apreciar este esfuerzo colectivo. La gran mayoría de las audiencias tenían tal vez una sola oportunidad en la vida de escuchar una obra sinfónica, a menos que se tratara de obras famosas.
Con la posibilidad de grabar la música para reproducirla en otro espacio y otra ocasión, o de transmitir un concierto instantáneamente a través de grandes distancias, las ideas sobre lo que constituye una obra musical comenzaron a cambiar rápidamente. Para dar un ejemplo de estos cambios, es posible que las transformaciones en términos de forma de la música del siglo 20, en donde la repetición de motivos y partes se abandona casi complemente, puede estar asociado con la nueva posibilidad de escuchar la misma pieza repetidamente. Durante el siglo 18 y 19, los compositores emplearon la repetición de temas y secciones para que la audiencia pudiera memorizar los temas. Con la grabación, este tipo de repetición se volvió innecesario y los compositores desarrollaron otras formas más complejas, llegando a evadir la repetición de incluso los motivos más simples, como en la obra Erwartung de Arnold Schoenberg.
Estas dos tecnologías también tuvieron una gran influencia cuando las músicas tradicionales comenzaron a volverse músicas comerciales. En primer lugar, la tecnología de grabación de la primera mitad del siglo 20 sólo permitía grabaciones cortas, de tres o cuatro minutos de duración que, además, debían ser grabados en grupo alrededor de un sólo micrófono. Esto forzó a los músicos a adaptar los géneros musicales, sus formas y sus agrupaciones al nuevo formato. En segundo lugar, en tanto la industria discográfica se desarrolló principalmente en los Estados Unidos, los géneros que se distribuyeron más rápidamente en toda América y Europa fueron géneros de música popular norteamericana como el foxtrot y el jazz, además del son cubano y el tango argentino, que fueron los géneros con más éxito comercial.
En Colombia, la música popular, en especial la música de la costa, solo comenzó a grabarse y difundirse en el interior cuando comenzó a fusionarse con elementos de estas músicas extranjeras. La razón era que la industria aun consideraba que la música de la costa, por estar asociada con afrodescendientes y las clases bajas, no tendría aceptación entre las clases medias y altas del interior del país. Sólo cuando compositores como Lucho Bermúdez y Pacho Galán comenzaron presentarse en los clubes y hoteles de las grandes ciudades con un repertorio de cumbias y porros que empleaban los instrumentos y los esquemas formales del jazz y del son cubano fue que la música de la costa se convirtió en un producto comercial y fue aceptada en el interior. Durante la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla se limitó la importación de discos del extranjero, lo que motivó la expansión de una industria fonográfica nacional, localizada sobre todo en Medellin y enfocada en el nuevo género de la música tropical.
Finalmente, la comercialización de música norteamericana o de géneros locales adaptados al mercado en los países latinoamericanos comenzó a preocupar a muchos músicos e intelectuales, quienes temían que los géneros comerciales terminarían por opacar las prácticas locales así como la música académica. Esto dio origen a los movimientos folcloristas, latinoamericanistas e indigenistas que buscaban contrarrestar la influencia de la música comercial que muchos percibieron como parte de una invasión cultural imperialista.